martes, marzo 28, 2006

AYAHUASCA: BEATNIKS EN LAS RIBERAS DEL AMAZONAS


“He leído acerca de una droga llamada yagué, usada por los indios en las riberas del Amazonas. Se supone que el yagué aumenta la sensibilidad telepática… He decidido viajar a Colombia y probar suerte con el yagué… Quizá en el yagué encuentre lo que he estado buscando en la heroína, en la marihuana y en la cocaína.” Así termina el libro “Junkie” escrito por William Burroughs y publicado a principios de la década de los cincuenta.

Efectivamente, en 1953, Burroughs llegó a Colombia en busca del gran viaje. Allí se encontró con Richard Evan Shultes, un profesor de Harvard que había sido enviado por el gobierno estadounidense para estudiar temas relacionados con el caucho. Sin embargo, el profesor realizó una investigación paralela sobre la preparación y los usos de la ayahuasca. Esta información vería la luz años más tarde en el libro “Plantas de los Dioses. Orígenes del uso de alucinógenos”, escrito en colaboración con Hoffman, el suizo que descubrió el LSD. Evan Shultes sería conocido luego como el padre de la etnobotánica.

Más tarde, Burroughs escribiría sobre su experiencia con el yagué: “Violentos seres larvas pasaron ante mis ojos en una bruma azul, cada uno emitiendo un graznido obsceno de mofa.”

Siete años después, Allen Ginsberg seguiría los pasos de WB. Llegó a Lima, viajó a Pucallpa y logró ser invitado a un ritual de ayahuasca. Luego, en Iquitos volvió a ingerirla.

En una carta escrita por Ginsberg y dirigida a Burroughs anotó: “Todo el maldito cosmos se rompió desatándose a mi alrededor. Me sentí confrontado por la muerte… me dieron nauseas, comencé a vomitar, todo cubierto con serpientes, como la Serpiente Ceráfica, serpientes coloreadas con aureolas alrededor de todo mi cuerpo. Me sentí como una serpiente vomitando el universo o como un jíbaro con la cabeza ataviada con dientes de serpiente vomitando en comprensión del Asesinato de Universo –mi muerte por venir- la muerte de todos por venir- nadie está listo, yo no estoy listo…”

Sobre una experiencia posterior, escribió: “fui transportado a un universo multidimensional vigilado por una serpiente tan grande que la mitad de su cuerpo y su cola desaparecían en el vacío… La visión parecía implicar que la muerte, aunque inevitable, no era tan terrorífica como la había imaginado. La muerte, razoné, era sólo el rompimiento de una dimensión familiar.”

Está correspondencia sostenida entre Ginsberg y Burroughs en torno a la ayahuasca se publicó en 1963 bajo el título: Las cartas del yagé.


SOBRE EL ORIGEN

Algunos documentos etnográficos señalan que el conocimiento y el uso de la ayahuasca por pueblos amazónicos se remontan a miles de años. Sin embargo, el descubrimiento de la enredadera para el mundo occidental se dio en 1851 cuando el explorador inglés Richard Spruce llegó al Perú y tuvo noticias de la misma. Pero no fue hasta 1854 que el funcionario Ecuatoriano Manuel Villavicencio se convirtió en el primer no indígena en participar en una toma y experimentar los efectos del brebaje.


OTROS DATOS

Según Brailowsky ayahuasca quiere decir “bejuco de los espíritus”
Según Schultes y Hoffman significa en lengua quechua, “soga del ahorcado” o “enredadera del alma”

La ayahuasca tiene varios nombres.
En Ecuador: Pilde, dápa, pandé.
En Brasil: Caapi, hoasca, daime, vegetal.
En Colombia: Yagé o yagué.
En la Amazonía: Kahi, kahiriama, mihi, natema.
En el Perú: Ayahuasca

Los chamanes adicionan otras plantas a la preparación según el uso que le vayan a dar: Viaje astral, telepatía, curación, comunicación con los espíritus, aprendizaje de “ícaros” (canciones para curar), adivinación, etc.

Según las plantas que se agregan a la preparación del brebaje puede tener diferentes nombres: tigrehuasca, monohuasca, indihuasca, cielohuasca, culebrasca, etc.


IMAGEN: Fotomontaje por JAG.