A veces sucede que me canso de posar los dedos sobre el teclado, de decir esto es una mierda, que se caiga el imperio a pedazos, que fulano de tal es una rata asquerosa y que mengano es la alternativa, o que este libro es bueno, o que ese autor promete, o de buscar precedentes o paralelos de nuestra debacle en la historia. A veces pasa que me canso de ser esa polilla alcoholizada de si misma que rebota incesante junto a otras miles contra el foco incandescente de la cultura, o ese espermatozoide que sabe que nunca va a entrar pero que sigue golpeándose la frente contra el muro fértil de la vida. A veces, también, me hastío de la comas, de los puntos seguidos, de la reglas paporreteadas, de las normas, de los acuerdos tácitos, de lo correcto en el mundo de la inconsecuencia. A veces, simplemente sucede que, me siento sumamente subjuntivo, lejos de todo hecho real, de todo paso certero sobre la tierra.