Como ya lo dije en el post anterior, no hay un conexión personal con esta celebración, por ende, mi aproximación a ella es netamente estética. La luz, los colores y los personjaes me resultan fascinantes. Como este angelito oscuro que me regaló esa mirada entre perversa e inocente.
O como esta muchacha de traje atemporal con ese bouquet de flores muertas que no tuvo ningún reparo en posar para el lente recostada contra ese mural psicodélico y mexicanísimo. O esta novia cadavérica y hermosa que deambulaba entre la gente como una extraña invitación al pecado o a la contemplación.
Todas las fotos por JAG.