Dicho concurso consiste en elegir al Jesús más atractivo, por lo que una serie de hombres desfilan por el estrado mostrando su libre interpretación de Jesús frente a una multitud de San Franciscanos que vitorean felices.
Aunque para, “The sisters of perpetual indulgente”, se trata tan solo de una parte de su misión que consiste en lograr la alegría universal y expiar la culpa estigmática que proviene de la religión; para los católicos es un acto blasfemo digno del peor de los desprecios, como bien pueden leer en este blog.
Sin embargo, no puedo dejar de sentirme un poco perturbado por el espectáculo propiamente dicho. En todo caso, más que afirmaciones surgen preguntas: ¿es acaso que ambas posiciones se anulan por llegar a extremos poco saludables?; ¿en qué punto la tolerancia y el derecho a la libre expresión traspasan el límite y se convierten en agresión?
Yo, como Poncio Pilato, me lavo las manos y lo dejo todo en manos de los lectores.