miércoles, marzo 08, 2006

A LA PRESENCIA INMORTAL DE JORGE EDUARDO EIELSON (1924-2006)

Amo cierta sombra y cierta luz que muy juntas, creo yo, azulan
Las casas profundas de los muertos, amo la llama
Y el cabo de la sangre, porque juntas son el mundo
Y hacen de mí un muro que separa la noche del día.

de “Nocturno Terrenal”


¿Qué libros son estos, Señor, en nuestro abismo, cuyas hojas
Estrelladas pasan por el cielo y nos alumbran?

de “Librería Encerrada”


Haz que amanezca nuevamente
Esta ciudad que es tuya
Y sin embargo es mía
Esta ciudad que beso día y noche
Como besaba lima en la niebla

de “Azul Ultramar”


Cae mi cuerpo de lo alto
De una cúpula sin vida
Cae el sol y cae la luna
Cae la norma
Y ciudades y estatutos
Caen las leyes
En racimos congelados
¿En dónde está mi doble
Palpitante y escondido
Mi corazón encogido
Y si quejido?

de “Azul Ultramar”


Usted no sabe cuanto pesa
Un corazón solitario
Hay noches en que la lana oscura
La lana tibia que me protege
Llega hasta el cielo
Y mientras duermo mientras respiro
Mientras sollozo
Se me derrama la leche hirviendo
Sobre la cara

de “Campidoglio”


El cuerpo entero padece
De una antigua enfermedad violeta
Cuyo nombre es melancolía
Y cuyo emblema
Es una silla vacía
En cada esquina

de “Cuerpo melancólico”