miércoles, marzo 15, 2006

WASHINGTON DELGADO: LA AUSENCIA DEFINITIVA Y EL MEJOR POEMA (última parte)



La madrugada del 7 de setiembre del 2003 un leve dolor de cabeza empezó a desencadenar el inevitable mecanismo de la muerte. Llamaron a una ambulancia, querían salvarlo a toda costa, pero ese viaje a través de las frías y oscuras calles de Lima rumbo al hospital Edgardo Rebagliati fue el último. Un derrame cerebral masivo había terminado con la vida del poeta. Tenía 75 años y la mente llena de palabras hermosas. Me gusta pensar, que ese último periplo fue un torrente maravilloso de palabras, un caleidoscopio furtivo de versos, un encuentro con el libro de libros, con su máximo poema, con las mil voces de su cuerpo.

Intimo, suave, intenso, melancólico, desgarrado, doloroso, rebelde, profundo, diáfano, extremadamente lírico a la vez que crítico, Washington Delgado nos dejó una obra riquísima sobre la que todos los poetas y escritores del mundo deben volver una y otra vez, pues es una lección de vida y de compromiso con el hermoso e ingrato trabajo de la palabra y con la humanidad entera.

En la sala de mi departamento, junto a la computadora en la que todos los días escribo, tengo el afiche que se hizo para la presentación de: “Reunión Elegida, Antología Personal” publicada en 1987 por Seglusa Editores y Editorial Colmillo Blanco. En el aparece este poema escrito a mano. Para mí, el mejor poema de Washington Delgado. Todo el misterio de la vida se revela en él:


CONDUCTA RAZONABLE
Porque la libertad es un fuego
que pule, afina, organiza
y destruye la vida.
Porque a un lado está el bien
y al otro el mal y yo no sé
cuál es la conducta razonable.
Porque después de todo, nada
importa sino es el amor,
sino es el odio.
Yo estoy aquí para vivir o para morir,
para cantar o para morir,
para respirar, comer y amar.
O para morir.
(De Para vivir mañana)

PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE