lunes, mayo 29, 2006

CARLOS REVILLA, EL VISIONARIO (primera parte)

“La pintura es la esencia de mi vida, o sea si un día yo no pinto siento como que no he vivido. Para mí, el momento en que me siento en mi taller y empiezo a tocar lápiz y papel, los colores, es como respirar, es una necesidad casi fisiológica”, Carlos Revilla.
INTRO
El en cuento de Gabriel García Márquez ME ALQUILO PARA SOÑAR, aparece PABLO NERUDA como uno de los personajes y, en un diálogo afirma categóricamente que “la única capaz de predecir el futuro es la poesía”.

Coincidencia o no, en una de las tantas entrevistas concedidas por el pintor peruano Carlos Revilla, éste afirma que mucho antes de conocer a su esposa, ésta era ya una presencia recurrente en su pintura, es decir había sido capaz de pintarla mucho antes de conocerla. Su pintura, como la más pura poesía, había sido capaz de predecir el futuro. Y para aquellos que conocen el trabajo de Carlos Revilla, le sensación de estar ante un discurso cargado de una fuerza mágica y sobrenatural es inevitable.
EL PRINCIPIO
“…yo supe muy rápidamente que quería ser pintor, y nunca me preocupé de si iba a vivir de mi pintura o no”, Carlos Revilla.

La Casa paterna del joven Revilla estaba llena de libros de arte sobre los que él volvía una y otra vez, también era un lector voraz de biografías de artistas famosos y, encontraba en ellas aquella diferencia que ya bullía en su interior, la ruptura del orden, la pasión por la vida más allá de todos los dogmas establecidos. Fue en ese momento que descubrió la semilla de la vocación.

A los dieciséis años partió con su padre hacia Holanda en donde estudió por seis años en la Escuela de Bellas Artes. Avido de conocimiento, se pasaba largas horas en la surtida biblioteca de la escuela. Primero se interesó por los pintores clásicos, luego por los impresionistas. Pero fue cuando descubrió la poesía surrealista que algo cambió para siempre en él. Fascinado por la libertad que profesaba el surrealismo, devoró la poesía de Bretón y Paul Eluard, entonces, la pintura de Giorgio de Chirico, Paul Dalvaux y Salvador Dalí, entre otros, empezaron a influenciar su trabajo.
En 1960 regresó al Perú, Lima le gustó mucho, pero él quería vivir del arte y eso es sumamente difícil en una ciudad hambrienta como Lima en la que el pan del arte no llena la panza de nadie. Y fue por eso que, para sobrevivir, tuvo que dedicarse, con desgano, a pintar retratos de señoras adineradas, lo que le permitió juntar el dinero suficiente para regresar a Europa en 1962.

Una vez en Italia realizó una serie de cuadros en torno a su mundo familiar en los que utilizaba listones de madera que pasaban a formar parte del cuadro. En ese proceso, se dio cuenta de que se estaba alejando de la pintura y volvió sobre la pintura clásica puesto que la pintura abstracta no representaba un reto para él.
Carlos Revilla no teme afirmar que ha perdido el interés por el arte moderno y que visitar una galería y encontrarse con tres piedras y un poco de arena no le produce nada más allá de una simple emoción estética, y es así que el no considera a estos artistas como pintores si no que los llama, de una manera acertada, creo yo, “estetas”, gente que hace cosas bonitas, nada más.

“Yo creo que hay que regresar a la manualidad, la artesanía por ejemplo es fundamental para un pueblo, y si se pierde eso, se pierde una gran dinámica del individuo. Yo no creo que una imagen sintética vaya a reemplazar a una obra de arte, jamás. Yo creo que hay una energía que el artista transmite a la obra, y de eso me di cuenta mirando un cuadro de Ives Klein: una tela pintada de un azul ultramar muy fuerte, el «azul Klein». Vi este Klein en un museo y me quedé sorprendido, pensando ¿pero, por qué me llama la atención? Y me doy cuenta de que cuando un artista se vuelve famoso hay mucha gente que piensa en él, y ese cuadro va absorbiendo como una esponja toda esa energía, porque cuando tú piensas emites una onda de energía. Klein ha abierto puertas dentro del arte conceptual: pero era un ser extraordinario. Desgraciadamente no todos somos seres extraordinarios como él”, Carlos Revilla.

EL GRUPO PHASES
“Creo que no es función del artista estar al tanto de lo que pasa políticamente, creo que tenemos otro mundo, otras urgencias”, Carlos Revilla.

Eduard Jaguer, un buen amigo de Bretón, quiso continuar con lo iniciado por éste y formó un grupo de pintores, poetas, escritores y filósofos en torno a la idea del surrealismo y su continuidad. A raíz de una exposición de Revilla en París, Jaguer lo contactó y lo invitó a formar parte del grupo. Ellos publicaban una revista que aparecía dos veces por año y organizaban exposiciones del grupo en distintas ciudades de Europa. Pero, a principios de los ochenta, Carlos Revilla se alejó de PHASES porque estaba en total desacuerdo con el dogmatismo político que el grupo profesaba. Fueron stalinistas y luego trotskistas, cosa que a Revilla no le gustaba puesto que él considera que el artista debe ver la política desde lejos y, además, debe mantenerse alejado de los dogmas.
“Limita la libertad de un artista, y además eso es siempre utilizable por el Partido como propaganda. Eso les ha pasado a varios pintores del Partido, como en Italia a Renato Gutuzzo, que acabó de senador... artista y senador, bueno, puede ser, está bien, pero no es mi idea”, Carlos Revilla.

IMAGEN1: fotografía nocturna de fondo y fotomontaje por JAG.
IMAGEN2: Autorretrato juvenil.
IMAGEN3: Paisaje Holandés
IMAGEN4: La Memoria
IMAGEN5: Las Equilibristas
IMAGEN6: La Sonámbula
IMAGEN7: Le Chemin d’eros

FUENTE DE PINTURAS: www.terra.com.pe/ sophia/acerccrev.shtml

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