
“Yo me considero un pintor y basta”, Carlos Revilla.
A pesar de que la crítica (por lo demás siempre cuestionable) lo considera un pintor metafísico, Revilla se rehúsa a la etiqueta y prefiere considerarse a sí mismo, “un pintor y basta”. Reconoce la presencia de lo metafísico en su pintura, pero dice que también pinta cosas que no tienen nada que ver con ella. Sin embargo, es conciente de que el público tiende a identificar lo que más se reconoce en la obra y a partir de ello, etiqueta al todo.

Su basta obra está cargada de símbolos y es, desde mi punto de vista, muy difícil de encasillar. En ella se encuentra la presencia de mujeres desnudas, voluptuosas y misteriosas; paisajes en los que se mezclan máquinas con elementos humanos, playas, desiertos, caracoles, torsos atrapados en ceñidísmos corsés. Nada más certero para hablar de la obra de Revilla que su propia definición: “Un pintor y punto”.

Aquí es mejor leer la voz del propio artista.
“…el erotismo es la vida, sino fuera por el erotismo no estaríamos acá. Aunque algunas religiones traten de reprimir esto, el hombre saca sus pulsiones sexuales de otra manera, que puede ser mucho más peligrosa, como la violencia, la guerra, el crimen. Si el hombre tuviera la posibilidad, y no estuviera encadenado por ciertos conceptos religiosos, su vida afectiva sería mucho más libre, sana, y no tendría todas esas frustraciones y problemas que vienen a causa de esto. La violencia a veces es una falta de desahogo, de esa libertad que tienen que tener el hombre y la mujer.



“Lima tiene una gran vitalidad, o sea, es una ciudad que te da la impresión de que todo es posible, que hay que coger las oportunidades”, Carlos Revilla.
Desde 1985, Carlos Revilla radica en la ciudad de Lima, en la que encuentra una vitalidad que dice ya se ha perdido en Europa, donde todos son viejos y se vive bajo la sensación de que ya todo está hecho. No niega que Lima sea una urbe sumergida en el caos y que sea víctima de una serie de problemas por lo demás serios, pero rescata la luz maravillosa, el clima gentil y la proximidad redentora del mar. Además, dice que es una ciudad repleta de jóvenes con voz propia y afirma que no deben dejarse engañar por la estandarización ofrecida por el fenómeno de la globalización, y que, más bien, deben seguir desarrollando su obra al influjo de la propia realidad, de nuestras raíces ricas y milenarias.

Otra vez, leamos la voz del artista.
“…no sé si conocer a Dalí sea una anécdota. El tenía un secretario, un tipo que lo quería mucho y era su brazo derecho, entonces le dije «yo soy pintor también, y estoy haciendo un retrato de Dalí y su mujer». Él me dijo «te lo voy a presentar, es muy simpático, no como en los periódicos». Y me lleva a las seis de la tarde donde Dalí, entro a su casa y viene Dalí bajando las escaleras, con un gran aire, empuñando su bastón... se acercó el secretario y le dijo que soy pintor, y entonces ahí mismo se acabó el show y fue de lo más amable. Esa fue una amistad que duró todo el tiempo que viví en Cadaqués. Pero de loco no tenía nada, era un hombre sumamente cuerdo, sensible, y como que se escondía detrás de esta apariencia de loco, de esa genialidad que le salía por los poros. Dalí tuvo el privilegio de ser un «número uno mundial», hay que reconocerlo, y eso no es tan fácil. Serlo en una ciudad ya es difícil, ahora imagínate a nivel mundial... es fantástico”, Carlos Revilla.

“Yo creo que finalmente acabas pintándote tú mismo, pintando tu propio mundo, todo lo que sientes, ves, lo que «filtras», lo que has leído. No puedes pintar una cosa que no te pertenece, un universo que no conoces, que no sientes. De ahí viene la idea de que cada uno se pinta a sí mismo”, Carlos Revilla.

IMAGEN1: L’aube
IMAGEN2: Los colores de la fe
IMAGEN3: El ángel de la noche
IMAGEN4: El ángel guardián
IMAGEN5: Justine
IMAGEN6: From Rita with gloves
IMAGEN7: La edad de piedra
IMAGEN8: El bosque encantado
IMAGEN9: El volcán rojo
FUENTE DE PINTURAS: www.terra.com.pe/ sophia/acerccrev.shtml
PRIMERA PARTE