martes, junio 06, 2006

CIEN AÑOS DESPUES, HOY ES EL DIA DE LA BESTIA

ADEVERTENCIA AL LECTOR

El siguiente artículo puede resultar fuerte u ofensivo para algunas personas. Sin embargo, he tomado la decisión de traducirlo y publicarlo por varias razones: 1. Me pareció interesante en relación a la fecha de hoy. 2. Creo que se presta para el debate. 3. Toca un tema bastante controvertido. Por último, debo decir que no necesariamente comparto todas las opiniones vertidas en él. Quedan advertidos.

A MANERA DE INTRODUCCION

Devin Hoff vive en Oakland, California, es músico de “avant-gard jazz”, toca el contrabajo en grupos como REDRESSERS, GOOD FOR CROWS, NELS CLINE SINGERS, entre otros. Y, aunque nuestra relación se está construyendo, hasta el momento, a través de correos electrónicos, la empatía es enorme y estamos ávidos de encontrarnos y conversar como se debe. Hoy he decidido con su autorización, traducir uno de sus artículos que me parece más que interesante en relación a la fecha de hoy: el día seis del sexto mes del año seis del segundo milenio, es decir, el 6-6-6. Espero que lo disfruten queridos lectores.
EL NUMERO DE LA BESTIA

Por Devin Hoff

¿Qué mejor canción para brindar el día 6 del sexto mes del año 2006 (6-6-6) que “The number of the Beast”?


“Desgracia para ustedes, en la tierra y en el mar, vuelve la Bestia con ira, porque sabe que el tiempo es corto… Que el que tenga entendimiento reconozca el número de la bestia porque es un número humano. El número es seiscientos sesenta y seis”, Revelaciones 13:18.

Esta semana marca un feriado poco usual –un feriado no santo- que sólo llega una vez cada 100 años: el día de la Bestia 6-6-06. Para algunos es un día de miedo, cuando el Anticristo de la mitología Cristiana finalmente se manifiesta. Para otros, por la misma razón, es un tiempo de esperanza y celebración. Para mí, es un tiempo de “rock”. “The Number of the Beast”, el tercer álbum en estudio de Iron Maiden fue lanzado en 1982. El vocalista Bruce Dickinson se acabada de unir a la banda, y Maiden estaba en la cumbre de su poder. Mi mejor amigo Mike y yo escuchábamos el disco completo todos los días después de la escuela. Lo hicimos durante meses. Nos sentábamos al filo de la cama y contemplábamos la cubierta del disco tratando de descifrar sus mensajes secretos. Y, como verdaderos fanáticos conversos, nos sentimos impulsados a difundir la palabra, o al menos, a mostrarle a la gente cuan “cool” pensábamos que éramos.

Entonces, una mañana antes de ir a la escuela, tomamos unos estilógrafos negros y en un par de camisetas blancas escribimos en el frente “666” y atrás, “El Número de la Bestia”. Estábamos tan orgullosos mientras caminábamos hacia la escuela, pero nuestra burbuja reventó tan pronto como llegamos, puesto que la maestra nos envió de vuelta a casa para cambiarnos después de decirnos: “Algunos de los otros muchachos lo pueden encontrar ofensivo”. Mike y yo nos las quitamos inocentes como dos pequeños fanáticos del rock, no teníamos ninguna intención de ofender o de convertir a nadie al Satanismo. Nosotros sólo estábamos celebrando nuestra canción y nuestra banda favorita.
La canción en cuestión es, a mi modo de ver, una de las más “rockeras” que se hayan grabado jamás. El bajista de Iron Maiden, Steve Harris, escribió este tema que es un verdadero clásico del Metal: riffs pesados, bajo veloz y fuerte además de una letra “metalera” y siniestra. La letra de la canción pone al que la escucha en la mente del narrador y lo convierte en testigo del amanecer del infierno en la tierra: "Torches blazed and sacred chants were praised/ As they start to cry, hands held to the sky/ In the night, the fires burning bright/ The ritual has begun, Satan's work is done."
Bruce Dickinson invoca a la oscuridad, a la imaginería paranoica como si estuviera canalizando a Poe o a Lovercraft y, cuando escupe el coro "6-6-6, The Number of the Beast", conjura todo lo que está implícito en la numerología del diablo: la tensión entre el narrador juvenil fascinado con el diablo y el elevado impulso de superarlo y rechazarlo.

"But I feel drawn to the chanting hordes / They seem to mesmerize, can't avoid their eyes."

Al final, el narrador parece ser dominado o poseído por las fuerzas de la oscuridad y se les une. Pero no se preocupen, el camino de la salvación se nos muestra en la cubierta del álbum: En medio de un campo de flamas y de una ignominiosa noche, un pequeño hombre, representando a la humanidad, danza bajo unas cuerdas de marioneta que son controladas por un demonio rojo quién, a su vez, es controlado por Eddie, la inefable e inmortal mascota de Iron Maiden. El mensaje es claro: Mientras la humanidad puede ser débil y fácilmente conducida al extravío por el Dios de la Oscuridad, es la fuerza del rock –o más específicamente, del metal representado por Eddie- la que puede salvarnos y ayudarnos a conquistar nuestros miedos. La letra de la canción nos cuenta una historia, pero la fuerza visceral de la música por sí misma, la transforma y la redime.
El demonio puede existir –dentro de nosotros, en la tierra, y en el universo- pero por la gracia poderosa del metal, podemos exorcizar nuestros demonios y domesticar a nuestra bestia interior. El Metal se convierte en la negación de la negación.
Teológicamente, por supuesto, antes de que el Diablo se convierta en el personaje grotesco e irredimible de las novelas y de las películas de horror, era el adversario, el Angel Caído, el Abandonado del judaísmo, del cristianismo, y de las tradiciones musulmanas. Recuerden su amigable apuesta con Dios sobre el alma de Job, o sus cordiales debates filosóficos con el Nazareno mucho antes de la apuesta de Fausto o del vómito verde de Linda Blair. Él era el que cuestionaba y motivaba a otros, el único que se opuso y se atrevió a pensar por sí mismo. Él era el rebelde, la oveja negra, la espina en el costado.
La idea de que cuestionar a la autoridad y a la tradición es obra del demonio está pensada para amedrentarnos directamente a nosotros y, es este conocimiento el que lleva a los que aprecian la libertad de pensamiento y expresión, a desarrollar cierta curiosidad –y también, cierta simpatía- por Lucifer. No hay duda de que sentimos algo de excitación al ver “El bebe de Rosemary” o al escuchar “The Number of the Beast” y, dicha excitación, viene del impulso de desafiar a la autoridad santa desde la seguridad de nuestra imaginación.
Veintidós años después de su lanzamiento, el álbum de IRON MAIDEN mantiene su vitalidad y su fuerza. Continúa siendo un punto importante de referencia, un ejemplo del Heavy Metal honesto que ahora se encuentra obscurecido por la ironía retro, los gimoteos emo-inspirados, las vergonzantes apropiaciones del hip-hop, y el falso Metal en general. El hecho de que Maiden haya sobrevivido a la etapa de oro del Metal y que haya continuado y continúe grabando y haciendo giras, de alguna manera, le agrega más fuerza al disco en mención. La música de Maiden no se corrompe por los cuestionamientos puritanos que se le pueden hacer a los motivos del grupo o a su integridad. Es más, tanto a nivel de integridad como en lo musical, Iron Maiden sigue y seguirá siendo una inspiración para muchas generaciones de músicos y fanáticos.
Me gusta pensar en “The Number of The Beast” como en una suerte de “Blanca navidad” para el día de la Bestia. (Es muy triste que sea un feriado que sólo se da una vez cada cien años, podría significar una mina de oro en regalías para Harris and Co.) Y no importa para nada que los tíos de Iron Maiden no sean adoradores de Satán, por ejemplo, Irving Berlin era judío. Es el espíritu de la fecha lo que cuenta. Entonces, el 6 de junio del 2006, háganse un favor y escuchen algo de Iron Maiden. Si escuchan con cuidado, es posible que alcancen a oír las voces de los niños coreando: “666, The Number of the Beast, the one for you and me.”

Artículo publicado en el San Francisco Bay Guardian y traducido del inglés para este blog por JAG.

NOTA: Si quieren saber algo más de DEVIN HOFF, pueden visitar esta dirección: http://www.myspace.com/devinhoff

IMAGEN1: “Niños contemplando al Angel Caído”, fotomontaje por JAG.
IMAGEN2: “La Bestia”, fotomontaje por JAG.
IMAGEN3: Portada del disco de IRON MAIDEN.
IMAGEN4: Iron Maiden en concierto.
IMAGEN5: Iron Maiden en concierto, con Eddie en el escenario.
IMAGEN6: Demonio, fotomontaje por JAG.
IMAGEN7: Harris, bajista y compositor de Iron Maiden.
IMAGEN8: Iron Maiden en concierto.
IMAGEN9: Imagen de “La Divina Comedia”, el encuentro con Lucifer.