miércoles, julio 19, 2006

LA INERCIA Y EL VIENTO

Para después nada. Nunca el abrazo que surge natural de las entrañas o el vuelo de las aves a pesar de la sombra. Nunca la mañana intensa derramada sin motivos, las playas de arena gruesa, las olas tremendísimas, las turquesas explotando al atardecer. Nunca el día entregado a los brazos del letargo, al hombre mezquino que derrama los instantes sin motivos, que no es capaz de comprender, que es cierto eso de que es una y, pasa rápido y, no regresa y, se va con el viento huracanado de la tarde. Para después nada. Todo para ahora, vivir, abrir la boca, los ojos, los pulmones, abrir el cerebro azulceleste, abrir los brazos, abrir las puertas de las casas, dejar pasar a los desconocidos, caminar, hablar, comer, respirar, tirarse por la resbaladera de la vida, la más larga de la tierra, pero siempre muy corta, siempre insuficiente.

Días, horas, minutos, segundos, instantes soberanos los de la palabra subiendo, los de su fuerza insospechada quebrando la inercia y el viento, permaneciendo.



Para después nada. Prohibido desperdiciar, derrochar, despilfarrar; prohibido dejar pasar una sola estrella, un solo delfín en el firmamento. Es necesario morderla todo el tiempo, sacar de ella todo lo que sea posible, beber el jugo luminoso del recuerdo, respirar el viento de la nostalgia que, a Dios gracias, hace más densos nuestros cuerpos. Para después nada. Es preciso ahora, hoy, en este momento. El terremoto se aproxima, la catástrofe de los hombres se dibuja ya en las pantallas de los televisores y, lo peor de todo, es que nadie sabe cuándo, nadie sabe cómo, nadie sabe dónde, o si alguna vez, o si nunca. Nadie sabe si no la inercia de seguir adelante, de dejarse arrastrar río abajo, de llenarse la boca con palabras impropias; la inercia que es el deseo de acumular objetos impuros que, nunca, tendrán la intensidad del instante vivido sobre la tierra.


Para después nada. Ahora más que nunca, abrir los ojos, abrir la boca, abrir el alma, romper las cómodas cadenas de la inercia.
IMAGEN1: “Catástrofe en los televisores” dibujo por Pescador, fotografía de fondo y fotomontaje por JAG.
IMAGEN2: “La resbaladera de la vida” Fotografías y fotomontajes por JAG.