jueves, setiembre 14, 2006

HACER UN COLLAGE

Recuerdo que empecé a hacer collage en un momento en el que no podía escribir pero en el que la energía creativa bullía en mi interior. Entonces comencé a hojear las revistas que tenía al alcance y a recortar las imágenes que me llamaban la atención. En medio de este proceso surgió la idea clara del collage. Fui a la tienda de arte, compré cartulina, goma y regresé feliz a mi casa. Las ideas iban tomando cuerpo en la mente mientras seguía mutilando periódicos y revistas, después de leerlos claro. Decidí entonces que, como soy un pintor frustrado, llevaría el collage a la dimensión de la pintura, pero ¿cómo?, pues fácil, utilizando el color del papel para pintar los fondos. Hay, en este proceso, una dosis de compulsión obsesiva, de repetición infinita que también tiene mucho del mantra, la repetición constante de cortar y pegar papeles diminutos me lleva a estados de calma y contemplación, es como una forma de meditar. Entonces, todos mis collage empiezan por el fondo, elijo los colores y empiezo el largo y lento proceso de pintar con goma y papel, es como el puntillismo quizá. Una vez que logro terminar el fondo, abro mi caja de imágenes y empiezo a componer. Nunca hay una idea preconcebida en el proceso del collage, es más bien un camino hacia lo desconocido, dejo que los colores y las imágenes me lleven por sus propios derroteros. Hacer un collage es, para mí, un acto especial, un proceso creativo único, las imágenes provienen de los lugares más disímiles y se van juntando para darle lugar a una nueva realidad. Y también claro, es un proceso de reciclado en el que un objeto tan banal y pasajero como una revista, un periódico o un catálogo cualquiera deviene en un objeto de arte y permanece.

A continuación les presento un collage que por ser muy grande no me fue posible escanear por entero, por eso se los presento en cinco fragmentos. El collage se titula “LA TRISTE HISTORIA DEL HOMBRE”, y está hecho con recortes de revistas pegados sobre cartulina.