Es inevitable reconocer que hay algo especial en las fotos de éste Argentino. No es sólo que sean buenas, es mucho más que eso. No se trata de las fotos en sí, sabemos que cualquiera puede tomar una buena foto, no se necesita ser un gran artista para hacerlo, basta con un golpe de suerte y se acabó. En el caso de Coppola, salta a la luz esa forma diferente de ver la realidad, esa sensibilidad única.
“Convertir lo cotidiano en trascendental”, es uno de los principios del arte que todos bien conocemos, y las calles de Buenos Aires, a través del ojo emotivísimo de Coppola, se hacen trascendentales, van mucho más allá de Buenos Aires, se convierten en calles nuevas, en espacios nunca antes visitados, en corredores internos que aún no somos capaces de vislumbrar.