A pesar de haber crecido rodeado de discos de vinilo, es indiscutible que le pertenezco a la generación de los CASETES. Mis primeros casetes fueron de rock en español, MIGUEL RIOS, CHARLY GARCIA y EL TRI me hicieron delirar una y otra vez. Había cierta magia en los casetes, el hecho poder llevarlos a todos lados sin problemas, el de poder grabar una y otra vez sobre la misma cinta, o el de poder darles un sello personal con dibujos y diseños de nuestra propia autoría, y claro, más tarde, la aparición del WALKMAN, ese aparato fabuloso y futurista que nos permitía llevar nuestra música a todos lados, aunque claro, el presupuesto que se tenía que gastar en baterías era imposible. Recuerdo que desarrollábamos una serie de estrategias para que las baterías duraran lo máximo posible, como por ejemplo, adelantar o retroceder los casetes con la ayuda del infaltable lapicero o metiendo las baterías en la refrigeradora porque no se quién diablos había dicho por ahí que así se recargaban o, simplemente, metiéndoles una dentellada con la esperanza de que nos permitieran escuchar una cancioncita más. Mis casetes eran lo máximo, aunque claro, como era todavía un cachorro y no tenía dinero para comprar todos los casetes en blanco que quería, me convertí en un ladrón, a donde iba trataba de agenciarme uno, saqueaba las habitaciones de mis hermanos sin piedad, por lo que más de una vez tuve que pagar un precio muy alto. Sin embargo, gracias a las malas artes y al sacrificio constante, mi colección de casetes creció rápidamente. Recuerdo también la aparición maravillosa de las DOBLE CASETERA, porque hasta antes de su aparición se seguía dependiendo de los discos de vinilo o simplemente se era víctima de las radios y de lo insufrible que era esperar por una grabación decente y entera que de ella proviniera. Uno se pasaba horas y hasta días con el casete preparado a la espera de la canción deseada y la mayoría de las veces todo iba viento en popa hasta que el maldito locutor abría la bocaza y lo fregaba todo. Pero con la DOBLE CASETERA y con el HIGH SPEED DUBING todo cambió, y se desató una fiebre de piratería y amistad, los casetes movían las relaciones, recuerdo las interminables reuniones con los amigos del barrio intercambiando casetes y grabando durante horas. Otro recuerdo que me asalta está estrechamente relacionado con el amor, un casete con las mejores canciones románticas del momento era el mejor vehículo para enamorar a la chica de turno, o lo mejor que se podía llevar a una fiesta. Una vez que se elegía a la chica en medio de la oscuridad de la sala, uno se acercaba al dueño(a) de la fiesta y sacaba el casete del bolsillo: “Ponte este casete, ya está cuadrado, sólo ponlo y aprieta play”, la estrategia casi nunca fallaba.
Con los casetes y la doble casetera llegó el METAL a mi vida, tenía una gran colección que escuchaba todos los días y sin parar, como ya lo dije antes, la mayor parte de mi colección era pirata porque comprar un original era casi imposible, sin embargo, recuerdo algunos de mis pocos originales con especial cariño: MASTER OF PUPPETS, GARAGE DAYS RE-REVISITED y en especial APPETITE FOR DESTRUCTION, definitivamente lo mejor de GUNS N ROSES.
Sin embargo, la tecnología siguió avanzando y un buen día aparecieron los carísimos y espaciales DISCOS COMPACTOS que terminaron por desfasar mi preciada colección.
IMAGEN1: “Casetes”, fotomontaje por JAG
IMAGEN2: “El walkman y la doble casetera”, fotomontaje por JAG